Bueno, aquí estoy una vez más. Sobre el NaNoWriMo os hablo aquí para los que no sepáis de qué se trata.
En estos 15 días he aprendido mucho, me está resultando una experiencia increíble. Estoy escribiendo a un ritmo más constante que nunca antes en mi vida. Prácticamente no pasa un día sin que le dé al teclado para conseguir un mínimo de 1500 palabras.
He comprobado que, una vez estableces un ritmo crucero, cuesta menos escribir. Digamos que dejas a un lado la procrastinación y normalizas el acto en sí. De hecho, el único día que no he escrito en lo que va de mes me he llegado a sentir mal. Mi cuerpo me lo pedía. También me he dado cuenta de que la segunda semana tiene mala fama y no es para menos. Mucha gente abandona la empresa de escribir una novela en esa segunda semana, pues es cuando uno se adentra en los cenagosos terrenos del "nudo" de la historia. Si no la has planificado bien, o si no le tienes especial cariño al mundo y personajes que has creado -o a la documentación si escribes no-ficción-, te sentirás desganado.
El proceso de escritura de una novela puede compararse con la orografía de una meseta. Tanto el comienzo como la parte final representan un terreno escarpado y arriesgado, pero el entorno cambia rápidamente; la altura, la vegetación. El problema está en la zona central, que es monótona.
Progresión del estado anímico del escritor según el avance de la historia
Cuando uno empieza a escribir una historia está emocionado por poder plasmar los primeros pasos de aquello que con tanto esmero ha creado; sigue soñando despierto. Al llegar a la parte media, te ha dado tiempo a cabrearte con tu propio estilo. A ver que lo que estás gestando no se parece demasiado a lo que pensabas que sería. Es por eso por lo que mucha gente no acaba de escribir una pieza medianamente larga en toda su vida. NaNoWriMo ayuda a ser constante, a tomártelo como una labor personal, y en el foro siempre tienes un ambiente fenomenal de gente en tu misma situación dispuesta a ayudarte y animarte. Eso es uno de los motores de emergencia para cuando vas escaso de combustible. Para superar esa delicada zona intermedia.
Uno también se familiariza con sus virtudes y sus puntos débiles, como existen en cualquier actividad. Yo, por ejemplo, he notado que me dejo llevar en las descripciones -sobre todo de sentimientos- y en menor medida en el entorno y la narración de consecuencias de sucesos previamente explicados en la historia. Digamos que son los ámbitos en los que me encuentro más cómodo.
El diálogo va mejorando, pero todavía hay secciones en que lo encuentro poco natural, o me veo abrumado por la necesidad de introducir continuamente guiones, aclaraciones, y demás parafernalia que. te parecen suplementos al mensaje. No obstante, luego adviertes que son también indispensables para enriquecer el escrito.
Y lo que peor llevo son las secuencias de acción. Es harto complicado solventarlas con gracia y no soy el único al que le cuestan. Bien llevadas son los diamantes en la particular mina de cada historia, pero también pueden sacar a relucir lo peor de ti. Hay quienes planean hasta la extenuación, milimétricamente, cada movimiento, cada pensamiento. Es difícil llevar de forma simultánea a varias personas en una situación dinámica. Creo que con la experiencia, como todo, a base de mucho escribir, se puede pulir, y cada vez costará menos enfrentarse a esta parte.
Por último decir que, de la novela que estoy escribiendo, llevaba 30.000 palabras escritas a lo largo de un año, y gracias a NaNoWriMo he sumado 25.000 más en tan solo una quincena. Eso es una alta rentabilidad, sí señor.